Lo que más abundan son los elegantes abrigos que le permiten sobrellevar el frío invierno de París, instalado ya sin remedio dentro de su personaje:

En esta escena, una de sus compañeras modistas comenta la calidad de sus prendas y le pide prestado este magnífico abrigo de PVC para el domingo.
El corte de los vestidos logra transmitir perfectamente la seriedad, el buen gusto y el saber estar de las clases más acomodadas, a pesar de que las veamos mezcladas con el lumpen del hampa parisina.
Y para finalizar, este recatado conjunto, que ha inspirado el atuendo de un buen número de mod girls:
El personaje principal de Belle de Jour es un claro ejemplo de la imposibilidad de reprimir la (¿turbia?) naturaleza que bulle dentro de todos nosotros. Séverine, Séverine, ¡cómo nos gusta Séverine! Frígida en su matrimonio, donde encuentra afecto, amor, posición y respetabilidad social, no puede evitar sentir la llamada de la sexualidad más animal y retorcida. De sus fantasías S&M de dominación, humillación y sometimiento, salta a la realidad de la prostitución que le permitirá calmar todas sus pulsiones y finalmente abrirse a su marido. En una primera impresión podemos pensar que el final es moralizante, sin embargo en Der Brutalismus no creemos que sea así. La realidad es mucho más sencilla y a quien le guste jugar en el barro tiene que ser muy consciente de que tarde o temprano, va a terminar por ensuciarse. Y por supuesto, eso es lo que le ocurre a nuestra querida Séverine.Por cierto, hasta el próximo 8 de enero de 2012, se puede visitar una retrospectiva del diseñador YSL en la Fundación Mapfre de Madrid. En la misma se incluyen alguno de los modelos que realizó para la obra maestra de Buñuel.

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